Este año no escribo, este año vivo. Sin embargo no es suficiente, la vida no es suficiente. Necesito esto. Catarsis.
Que los corazones rotos me den al menos algo de poesía, algo de belleza, algo que valga por este dolor.
Me deja durmiendo sola, mucho peor, me deja sin palabras. Como si no tuviera nada que decir, si lo tengo. Esas palabras que no te dije porque solo sé manifestarme sobre una hoja en blanco, no frente a tu mirada alumbrándome, esos ojos no me permiten ordenar las palabras como debería, no me salen los adjetivos correctos, no deja de temblarme esta maldita voz que no es clara con todo lo que en mi cabeza es tan nítido como esas manos, tus manos que vaya a saber cuando las volveré a sentir, si alguna vez vuelven a acariciarme (si lo pueden hacer con la devoción que conocí).
Pensabas que me conocías desnuda, que podías memorizarte cada uno de mis lunares, de mis cicatrices. Pero que poco habla todo eso de mí, todo lo que ves es justamente lo que no soy. Porque interpretó el papel con carne y huesos. Pero en mi sangre corren otras sustancias. Otro tipo de literatura que es críptica (hasta para mí, casi siempre).
Pasamos cada hora del día juntos, hablándonos y deseándonos.
Lastima que no nos conocemos.