Caminar sola por la calle a la noche es mi mayor pesadilla.
Volviendo a casa a las doce de la noche, mi hermano me dijo que me tome el colectivo, que él me iba a buscar de la parada.
Un señor y yo bajamos en la misma, sentí que me miro mucho y eso ya me puso incomoda, porque no había nadie más. Por suerte doblo para otro lado y lo perdí de vista.
No había ni una sola persona, pasaban algunos autos muy de vez en cuando.
Fabian no había llegado todavía. Me da pánico estar en la calle sola, no hay nada que odie más. No quería estar ni un segundo mas ahí. Me dije a mi misma "Bancatela, camina y ya te lo vas a encontrar, debe estar llegando, peor es estar aca", algunos conductores se paraban a mirarme así que me alejo lo más que puedo de los autos.
Empiezo a caminar, a mirar para todos lados, nadie. Entonces corro, porque necesito llegar ya.
Después de las primeras dos cuadras veo a unos hombres tomando cerveza en la esquina, ¿eso me tiene que tranquilizar porque ya no estoy sola en la calle?
Pare de correr para no parecer tan asustada, me cruze para la de en frente, por las dudas, y mientras camino escucho a uno decir "¿tan linda y así de solita por la calle? ¿a vos te parece?", miedo, miedo, miedo. Empiezo a correr otra vez, me late fuertisimo el corazón, hago una cuadra más y me animo a mirar para atras, nadie, otra vez. Miedo. No tengo aire pero no me animo a parar, este camino es eterno.
Veo venir a mi hermano unos metros más adelante, vuelvo a tener alma. Justo dejo de correr y se me para un auto al lado mio. Miedo. Una señora me pregunta desde la ventanilla "¿Estas bien? ¿Te paso algo?", claro, estaba sola corriendo (y tan asustada) que era preocupante; "Estoy bien" digo y lo apuntó a Fabian que ya estaba en frente mio. La mujer le dice a él "Tene cuidado que había un par de degenerados en la otra esquina" y se va.
"¿Estas bien? ¿Te hicieron algo?" me pregunta, le digo que no, pero se me quiebra la voz, me pongo a llorar.
¿Es qué cómo te explico? No, no me hicieron nada, ¿o si? O acaso esos tipos, como todos los que me gritan en la calle, me chiflan, me tocan bocina, los que me tocan sin mi consentimiento, los que me miran asquerosamente, los que me acosan desde los 9 años, todos esos, ¿No me hicieron algo? ¿No me condicionaron a vivir una vida llena de miedo?
Es que estoy en la calle, puedo ir a donde yo quiera. Y sin embargo no me siento libre, me siento más acorralada que nunca, me sofoca. Salir de mi casa todos los días para mi es un desafío, uno que solo supero cuando logro volver sana y salva.
Tengo tanto miedo, tanta indignación encima de tener que vivir así, de no sentirme segura en ningun lado, ni en la trabajo, ni en la facultad, ni en el boliche, ni en el colectivo, en ningún lado. Vivo en estado alerta, todo el tiempo asustada, lista para salir corriendo.
Hoy llegue a mi casa, todavía no puedo dejar llorar.
No puedo dejar de pensar, que algún día mi hermano se retrase un poquito, y yo no tenga tanta suerte, no tenga la posibilidad de escribirlo, no tenga la posibilidad de salir a la calle otra vez a dar pelea. Tengo miedo de que algún día sea mi nombre el que aparezca en las noticias, que se me recuerde como un número más de las tantas, de las que no pudieron volver con su familia.
Que difícil es vivir con miedo, que dificil es ser mujer.
domingo, 30 de septiembre de 2018
lunes, 3 de septiembre de 2018
A E P D S
Abajo del sol, desaparece esta soledad desesperante.
Después de estrangularme, de ahogarme.
El día salva a el alma.
El dolor se apacigua debajo de él.
Aquella despedida es sutilmente disimulada entre sonrisas.
Pero al anochecer, atormenta ese adiós.
Se dificulta descansar.
Si dormir es despiadado sin su piel.
Si aquellos sueños piden por su alma, por su esencia, por su ser.
Sin él es difícil.
Pero siempre sale el sol, de eso estoy segura.
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