Es el tercer día consecutivo que llueve. Está todo mojado y gris. No paran de caer gotas.
¿Quién puso al cielo tan triste? ¿Qué le hicieron que no puede dejar de llorar?
De todas formas, a este clima le pertenezco. Es como si fueran los únicos momentos en los que estoy en sintonía con el mundo.
"Lo malo no es tener una ilusión, lo malo es ilusionarse" acabo de leer en este libro.
Todavía me duele insaciablemente el pecho con cada movimiento ¿por qué será?
Afuera hay mucho viento y pocos grados, pero yo, acá adentro, jamás me sentí más refugiada.
Tengo las mantas sobre mis piernas y el amor por vos sobre todo mi cuerpo. Estas durmiendo tan alejado de esta realidad y de mis palabras; pero tus brazos siguen acá, aferrados a mi cintura. Me gustaría saltar dentro de tus pestañas y zambullirme en tu cabeza. Comenzar una nueva vida en ese brillito blanco que se ven en tus pupilas cada vez que despertas.
Levante la mirada del libro, te vi y pensé "Es que yo también quiero hacer literatura con esta obra de arte" Así es como termine escribiendo esto.
Te escribo para que perdures. Porque como esta lluvia, los momentos y los sentimientos, terminan o cambian, evolucionan, mutan.
Va a haber un tiempo en que reconozcamos esto como pasado y lo recordemos con nostalgia por todo lo que ya no es lo mismo.
Todo, excepto estas palabras de las que me adueñe hoy. Ellas están acá, seguirán siendo las mismas sin importar que ojos las lean o que clima haya detrás de la ventana.
Estoy lista para que la vida me sorprenda e inclusive que nos robe los versos que nos quedan (pero jamás los besos).
No me importa nada, mientras tus manos sigan sosteniendo mi cintura.
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