Sé cuanto te pesa
veo el dolor que arrastras,
ese con el que levantas todos los días
y esa mochila enorme
con la que llegas a casa en cada vuelta.
Veo en las bolsas de tus ojos,
en la temblequera de tu pierna
en el titubeo de tus labios,
te veo.
Te entiendo.
Ojala pudiera sacártelo todo de encima,
ojala pudiéramos cambiar de lugar.
Ojala pudieras pasarme toda esa responsabilidad,
sé que soy más chica
pero por vos levantaría el peso del mundo entero.
Por vos, todo.
Por vos moriría hoy
si me lo pidiesen.
Perdón por no ser suficiente,
por no poder ayudarte.
Vos te despertas cada día con más cansancio,
yo me levanto cada día con más tristeza.
Así convivimos,
así sobrevivimos.
Me duelen estas cuatro paredes
tanto como a vos.
Me duele la comida que falta,
la plata que nunca alcanza.
Me quema la existencia pensar
en que hoy no estoy ayudando a mi familia,
no estoy ayudándote.
Es que doy todo lo que tengo,
y lo que no también.
Todo lo que conozco,
todo lo que amo,
todo lo que me importa,
lo entregaría sin pensarlo dos veces,
solo para que tengas una noche de paz,
para que puedas dormir tranquilo
al menos
una vez.
Y es que cada vez,
cada día,
que me despierto derrotada,
miro hacia tu almohada
veo que ya no estas,
que ya saliste, otra vez,
a dar pelea.
Y me obligo a levantarme,
porque me inspiras,
a ser mejor persona
a reinventarme.
Te amo desde antes de saber
como pronunciar esas palabras.
Desde que me enseñaste a atarme los cordones,
o cuando me agarraste la mano,
y me llevaste a cruzar
todas esas avenidas.
Ni los titulos,
ni los sueldos,
ni las notas
van a poder definirte.
Estas más allá,
de cualquier número
de todas las etiquetas.
¿Qué saben todos ellos?
Si no tienen idea,
de el sonido de lluvia que necesitas
para estar en silencio un ratito.
O la cerveza con la que festejas solo
cada vez que aprobas.
Si no saben como funciona tu cabeza,
cuando a las tres tenes turno con el médico,
a las cuatro entras a trabajar
y a las cuatro y cuarto tenes que rendir.
Para llegar a casa, antes de la cinco
para ir a comprar
lo que vamos a comer.
Espero que sepas,
que cada vez que te miro,
te estoy viendo de verdad.
Te entiendo,
y sé que mi abrazo no puede solucionarlo todo.
Pero acá estoy,
para sostenerte
cada vez que no puedas más.
Porque ya no me importan
todas es peliculas,
ni esas series que miras.
Fabian,
vos sos mi superhéroe
en la vida real.
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