jueves, 6 de abril de 2017

Amor puro

Me preguntó si alguna vez voy a ser esa eterna afortunada que pueda besarlo, y si en ese momento, no me resultaría increíblemente familiar.
Si alguna vez estuviera a su lado, ¿Cómo lo sabría? ¿Cómo podría distinguir la realidad de mis incontables sueños? ¿Cómo podría hacer mi cerebro, para comprender que eso está actualmente pasando y que no es otra escena inventada por mi subconsciente?
Por mucho tiempo he estudiado sus movimientos, sus acciones y reacciones, el desplazamiento de sus extremidades a partir de cada situación. He mirado sus labios por horas. Imposible calcular las veces que me perdí en sus ojos. Cada característica de su rostro, cada singularidad en sus expresiones faciales, cada variación en su voz, las conozco.
Y después de tantas veces soñar con el contacto de nuestros labios, con la locura de nuestras bocas, con nuestra insaciable sed de cariño. Después de tanto tiempo pensándolo, ¿Cómo no confundir la verdad con el anhelo?
Si alguna vez tengo la suerte de estar a su lado, no quiero un beso.
Miles de personas alrededor del mundo están besando en este momento a otra que no conocen, quizás no saben su nombre, probablemente nunca van a conocerse sus propias voces, y sin embargo, sí están compartiendo saliva. ¿No es increíblemente decepcionante? Un beso no significa nada. Generalizando la opinión de la sociedad. No la mía, no la de los románticos. Sino la de la mayoría de la población. Unir bocas y acariciar lenguas ya no es un hecho novelístico y virtuoso. Ahora es simplemente es un acto de lujaría en el momento, no significa nada, no trasmite ningún sentimiento.
Mi única intención al desearlo como persona, es un abrazo. Porque uno no puede imaginar lo que éste simboliza. Porque ningún cerebro humano puede entender lo que este hecho emite y permite traspasar. Me parece la representación más clara de lo que es compartir, de lo que es la confianza con otra persona. Contagiarnos los miedos, contagiarnos la felicidad. Porque encierra muchos sentimientos. Porque no me puedo dar una idea de lo que sería sentir su calor corporal junto al mío. Porque se me es imposible percibir lo mucho que te quiere alguien que te protege entre sus brazos.
No quiero un beso, quiero sentarme a escucharlo por horas sobre todo lo que pasa por su cabeza, que me cuente sus más grandes temores y sus placeres culpables. Quiero saber de quién estaba enamorado en primaria y cuál es su película favorita. Quiero que me hable de su familia y sus mejores amigos. Quiero que me cuente todo lo que nunca se animo a decir en voz alta. Quiero conocerlo, saber si prefiere la comida dulce o salada. Quiero que me hable sobre lo que cree, lo que lo frustra. Sobre sus amores, sus pasiones, sus gustos.
Podría escucharlo por años sin cansarme.
Necesito saber cómo se siente que confíe en mí. Que me ame como yo lo amo. No deseo, no lujaría, no gustar. Amor, puro.

28.05.15 m.h











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