lunes, 25 de mayo de 2020

Detrás del espejo,
hecho por agua de luna,
susurró el cuarto deseo.
Nada.
El lector, invisible,
le respondió
"Aquí dentro siempre llueve,
la vida está en otra parte"



*Actividad a distancia (10), enviado a Pablo.

martes, 19 de mayo de 2020

Big Bang

Para no ser esclavos y mártires del Tiempo,
Embriagaos,
Embriagaos sin cesar.
De vino, de poesía o de virtud; de lo que queráis. -  Charles Baudelaire

Desde que somos chicos encontramos cierto asombro abrumador en la magia. En observar aquellos trucos que se ven tan reales y a su vez, inexplicables.
Cuando crecemos, nos volvemos más apáticos a las sorpresas y lo inesperado, entonces nos la pasamos tratando de descifrar el truco y desenmascarar al mago para poder vislumbrarlo con su humanidad que lo posiciona en nuestro mismo nivel mundano.
Cuanto más conocemos menos nos dejamos sorprender por lo que nos rodea, lo normalizamos.
La literatura me abre la puerta a un mundo tan vasto y versátil, que me es imposible entender el truco, entonces vuelvo a mi niñez, aprendo y me encuentro con una epifanía en cada paso que doy.
Hace siete años cuando caí en esta realidad, lo primero que llamó mi atención (y lo que todavía no logro entender en su magnitud) es la existencia de las palabras. Para explicar a qué me refiero necesito que nos alejemos todo lo posible de lo que conocemos de la literatura para poder analizarla de una manera mucho más general.
El mecanismo de que estos símbolos, que nosotros llamamos letras, encajen con otras para formar palabras, o sea un concepto donde cualquiera que sepa entenderlas genere la misma imagen en su mente, un lenguaje tan universal que mencionando una palabra todos pensemos en lo mismo.
A su vez, juntándolas, la literatura escala a otra dimensión, genera su propio tiempo-espacio donde se crea una oración, que te cuenta una acción, un pensamiento; ya no es solo una cosa, es todo un momento.
Empezando por ahí ya parece una locura. Pero después, como si fuera poco, nos encontramos con textos. Historias enteras que nos cuentan algo, pero que cada lector interpreta e imagina de forma distinta en su propia cabeza. Un universo infinito de posibilidades.
A partir de toda esta explicación pareciera absurdo tener que aclarar de dónde proviene mi amor por esta entidad que no me permite aburrirme ni dejar de asombrarme con mi realidad.
Pero para cerrar con una idea sencilla, yo escribo porque reconozco como una droga personal el sentimiento que me produce verme saliendo en modo de tinta de una lapicera y marcar por siempre un papel en blanco, perpetuar una idea, darle una forma física a todo lo abstracto que me recorre.
Como dijo Capote sobre la gran  “diferencia entre escribir bien y el verdadero arte” hay un abismo, ese que puede cruzar solo aquel que siga creyendo ciegamente en la magia.


*Texto enviado a Pablo (Cosmogonía)

sábado, 16 de mayo de 2020

Pablo nos pide que escribamos sobre el origen de nuestra escritura, dónde nació, a partir de qué, o la forma que tiene, o cuál es su objetivo.
Me parece un concepto tan enriquecedor y hermoso, pero estoy en blanco.
¿Dónde termino yo y empieza mi literatura? ¿Es mi herramienta o mi dueña?
Lo único que puedo pensar ahora es en lo agradecida que estoy de que forme parte de mi vida, al menos para que estas lágrimas no se desvanezcan en el olvido, sino que tengan su propio sabor, su propio peso, su propio sentido.

martes, 5 de mayo de 2020

III. Una carta a todas las que me curaron el corazón

Leyendo un texto de Valentín que termina con un "A veces las despedidas también pueden ser bellísimas", pensé en todos mis finales, y en cómo ninguno de ellos pareciera tener un desenlace poético, mucho menos uno resolutivo.
Termine dándome cuenta que esas relaciones, evidentemente, no fueron correspondidas, pero al final de todo, el verdadero amor siempre estuvo para mí, para sostenerme, para levantarme.
Mi primera relación fue la más dolorosa, principalmente por la inexperiencia pero también fue muy agresiva. Me acuerdo de salir del colegio corriendo para que mi ex no me vea llorar, y como a la vuelta de la esquina siempre estaban Fiorella y Nicole esperándome, abrazándome. Esa es mi increíble suerte, tenerlas a ellas dos al lado mío, cada una sostenía una mitad de mi corazón, no dejaron que se caiga, no dejaron que se rompa.
Mi segunda relación fue larga, tuve muchas caídas, me costaba infinidades avanzar. Y todas las veces, llegaba a la casa de Flor, rendida, sin voz, con los ojos rojos; ella lo sabía, no me preguntaba nada al respecto, me miraba, me prepara unos mates y se sentaba en el solcito a cantarme canciones. Florencia sabe curarme con su simple existencia. Me permitía llorar por todo el tiempo que yo necesitara, no me cuestionaba, no me interrumpía "como quién aparece en medio del llanto/ y en vez de secarte las lágrimas/ te deja llorar/ hasta que terminas, / y así poder seguir viviendo."* Cuando yo me sentía mejor, ella se sentaba en el borde de la cama, y me leía poesía. (Y cada vez que lo recuerdo, me siento más abrumada de amor que nunca).
Cuando termine esa relación, no volví a mi casa porque no tenía suficientes fuerzas para caer en mi realidad. Fui al segundo hogar que conozco, Luciana. Eran las doce de la noche, a ella no le importaba, siempre me abre la puerta, no importa en qué momento yo vaya. Saludo a Pelusa, le grito a Alejandra que ya llegue y me acuesto en el sillón. Luli me escucha, me abraza y me entiende mejor que nadie (A veces me pregunto dónde estuvo todo este tiempo). Creía que a esta altura de la vida ya no se encontraban amigas así, pero tuve la inmensa suerte de conocerla. Se sienta al lado mío, pone Friends, yo me acurruco a su brazo y el mundo ya no duele tanto.
Cuando deje de hablar con el último chico que salí, ya había aprendido tanto que ni permití que me lastimara. Obviamente fue chocante, pero nada parecía tan catastrófico. Yo sabía que había amor al final de mi camino. Salí de casa, pase por el trabajo de él antes que llegara para dejarle su campera, seguí. Fui a la casa de Ludmila, nadie en la vida me recibe con tanta emoción como lo hace Donna. Nos sentamos a merendar, discutimos sobre música, películas, política, feminismo. Nos sacamos fotos, escuchamos canciones nuevas. Todo esta en orden.
La vida sigue, y a mí me acompañan mis amigas.
No le tengo miedo al futuro, ni al dolor, ni a todo lo que me espera, porque sé que las tengo a ellas.
Gracias por salvarme, una y otra vez, sin esperar nada a cambio.
Ahí esta mi amor correspondido, no necesito más.
Son el destino que siempre elijo.

*Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo - Elvira Sastre

estalló una nebulosa,
nació una galaxia,
se expandió el universo,
te besé.

lunes, 4 de mayo de 2020

"Este año ya está perdido"
escuche decir en la calle
debajo de una boca tapada
una voz saliendo de la nada.
                          ¿Lo está?
(Con tanto tiempo sin tus besos,
todos los pronósticos indican que sí)

Decepcionabas directamente donde dolía. Desenterrabas diosas, derretías diademas, desafiabas destinos. Destruiste damas.