lunes, 29 de junio de 2020

Frases que escuche esta semana

- No nos ponemos tristes porque llueve. En realidad, llueve porque estás triste.
- Cuando murió mi perrita, Romina no sabes cómo estaba, no quería ni comer, yo le decía "Dale, tenes que comer, sos mi hija y me vas a hacer caso". Ella me gritaba "¡Y ella era mi hija!"
- ¿Cómo esta Casti?
- Más allá de lo que pueda haber hecho yo, él está acá porque tiene ganas de vivir, él y su fuerza.
- Me da mucha impotencia estar lejos y no poder ayudar.
-"Yo por ustedes haría lo que sea"
-Vamos a hacer todo lo posible para que él no sufra.
- Acá estamos todos rezándole a San Roque.
- ¿Qué te pasa mi negro? Decinos así te podemos ayudar.
- "Cuida a tu mamá, ella es fuerte, nunca muestra debilidad, pero ahora se nota que esta pasando mal"
- ¡Hijo, fíjate, no está respirando bien!
- No podemos esperar más.
- Es la primera vez en toda su vida que duerme lejos de nosotros, mira si piensa que lo abandonamos.
- Con amor y paciencia lo vamos a cuidar.
- "No puede ser, ayer salvé a un perro que ya le había dejado de latir el corazón. Y él, que llego caminando ¡Y hasta me mordió! No puede ser que no lo podamos curar."
- Yo solo quiero que mi perrito este bien.
- Somos nosotros cuatro contra el mundo.
- Te amo con la vida mi negro hermoso.
- "Ya sé que están todos nerviosos, pero tienen que tranquilizarse porque él se da cuenta"
- No nos alcanza.
- Él es fuerte, resiste y resiste.
- ¡Dale Casti, tenes que ponerte bien!
- Y ella la miraba a Gala, que ya no se podía ni parar, se enojaba, le gritaba "¡Levantate, dale, si vos podes!", pero mi perrita estaba en las últimas.
- Que sea lo que Dios quiera.
Y en el silencio de la noche, cuando nadie nos vigila, yo le confieso "No tome muchas buenas decisiones en mi vida, pero haberte traído a casa siempre va a ser la mejor. No tengo miedo de dejarte ir, bebé, tengo miedo de dejarte sufrir."

domingo, 28 de junio de 2020

14.00 hs
Fue una semana difícil.
Días grises, casi negros, nubes de cenizas, temperaturas frías, vientos desgarradores. Imposible descansar o estar tranquilos, con tanta tormenta acechando.
Ahora mejoro, el sol nos abraza, caminamos por el patio porque los días así hay que saborearlos. Hoy (él) esta lindo.
Lo que me da la certeza que Castiel controla el clima, aunque más correcto sería decir que están intensamente conectados, una conexión inquebrantable, una relación ligada a las mismas alegrías y dolencias; una unión en la salud y en la enfermedad.
Por eso, es de fundamental importancia, cueste lo que cueste, salvarlo, porque de eso depende la supervivencia del resto del mundo.


21.00 hs
Las noches de invierno son despiadadas. No le importa congelarnos, despedazarnos, destruirnos. Es inmune a todo el esfuerzo que le pueda poner la estufa para calentarnos un ratito.
El frío me tiene paralizada y me inunda de tristeza.
Que dolor cuando tu propia casa no se siente segura.
Anoche, cuando recién pude hablar, comentamos con Flor "Esta siendo el fin del mundo más estresante y largo que se pueda imaginar, Dios eligió una tortura lenta para la humanidad"
Estas horas nos lastiman mucho, desde ya sé que nadie va a poder dormir.
Otra noche apocalíptica, otras incertidumbres que alimentar.

martes, 23 de junio de 2020

Pablo nos dijo que escribamos una carta de amor como si estuviéramos parados en un edificio que se esta prendiendo fuego, con nuestra más sincera y pura honestidad, con el corazón en la mano.
Creí que no podía hacerlo real, porque no estoy enamorada.
Sin embargo, ahora vos sos el que esta en llamas y yo me estoy consumiendo.
Siento que tu vida se me va si te pierdo un segundo de vista. 
No puedo pensar en otra cosa porque no existe algo más que no seas vos.
Te extraño, volvé a mí.
Todavía nos quedan muchas historias por contar.

miércoles, 17 de junio de 2020

Sobre mi Reina y mi Dios


Sentadas en la mesa, almorzando con mi mamá a las tres de la tarde, mientras corta la milanesa, de la nada (o desde sus profundidades que desconozco); comienza a murmurar sus pensamientos, mezclando la actualidad con sus recuerdos, las noticias del día con su pasado, superponiendo los tiempos con un nivel de narración que yo estoy muy lejos de dominar.
"Hay gente que la está pasando muy mal, nosotros, gracias a Dios, estamos bien", habla sin mirarme, lo que me hace cuestionar si verdaderamente me está hablando a mí, o solo estoy presente en uno de los viajes a través de su mente "Cuando vivíamos en el hotel y no teníamos nada, Monica me compartía de su comida para darle a ustedes; yo me pasaba días sin comer, iba a la municipalidad, a casas de libros, a pedir a ver si me daban algo ¡Y me daban eh!" Contaba con naturalidad, tranquila, solo mencionando una más de las tantas historias que lleva hace años sobre su cuerpo, sobre su historia, dónde cada vez que revela algo pareciera ser que menos sabemos.
Pensé en mi infancia, en las cosas que me inventaba a mí misma para jugar, que ese conventillo era mi castillo, que yo era la reina de todo: de ese baño que compartíamos entre diez personas, de la cocina también, de esos pasillos, de las paredes con humedad, de cada escalón, de la piecita diminuta donde dormíamos los cuatro.
"Yo nunca me di cuenta de todo eso" le respondí, le confesé a mi mamá, para que sepa, al menos ahora, que esa batalla la había ganado. Que sus hijos nunca se fueron a dormir con la panza vacía ni con el corazón triste.
Ella me mira y se ríe, como recién notando que yo la estaba escuchando, como si yo le hubiera dicho que me acababa de enterar que Papá Noel nunca existió.
"Uno puede aguantarse el hambre" me dice "Pero a los chicos ¿cómo le explicas que no tenes nada para darle de comer?"
Me abraza un amor inconmensurable por esta mujer. "Ahora estamos acá má, mira todo lo que conseguiste, tenemos nuestra casa, nuestras cosas, nuestros perros" eso le respondí, pero quería decirle: Silvia, este es tu castillo, realmente tuyo, el que te ganaste venciendo a todos los dragones que te pusieron en el camino. Este es tu palacio, ya hiciste suficiente y ahora nos toca a nosotros luchar por vos.
Mi mamá asiente y sigue mirando el celular distrayéndose con el primer vídeo que le aparezca en el inicio. Ella tiene otras preocupaciones, otra manera de entender la vida, lo cual me parece perfecto, porque esta realidad no merece su pena.
De lo poco que recuerdo de cuando era chica, hay una situación que todavía me atormenta y me hace ruido aunque hayan pasado años, quizás recién ahora empiezo a entender lo que representa y por qué mi cabeza no me lo permite olvidar.
En esos tiempos, que yo debía tener siete años como mucho, alejadísima de entender el concepto de la plata o la pobreza, o siquiera de la realidad. Solo escuchaba hablar a mis papás de todo lo que nos faltaba, lo que nunca nos alcanzaba, a lo que nunca llegábamos. Yo no sabía a qué se referían, pero entendía que teníamos nuestros límites, nuestros imposibles.
Con todos mis dotes de actriz, mi imaginación para crear dramas (desde siempre). Un día subí a jugar con mi vecina Dalma, digo subir porque la pieza dónde ella vivía con su familia estaba en la terraza, lo que yo en ese momento envidiaba porque significaba que toda esa parte de arriba era su patio. En fin, reitero que tengo muy mala memoria para todo lo que me haya ocurrido antes de los diez años; pero justamente de este momento recuerdo perfectamente el escalón donde estábamos sentadas, increíblemente no recuerdo ninguna de mis palabras pero si el lugar. No sé qué le dije, le conté que en mi "casa" las cosas estaban complicadas, creo que inventé que mi mamá se había quedado sin trabajo pero puede ser que eso haya sido verdad.
Quizás el pensamiento común es que no se puede juzgar a una nena por inventar una historia pero todavía esa escena me avergüenza rememorando dentro de mi mente, que se sentía como estar improvisando, todo lo que estaba diciendo era ficticio para mí, ni siquiera estaba triste, solo estaba probando los límites de mi actuación.
Evidentemente fui lo suficientemente convincente para que Dalma se lo cuente a su mamá, y esta otra mujer maravillosa, me dio media docena de huevos y plata, no sé si era mucha o poca porque yo no sabía ni contar. Pero sin pensarlo mucho, me dio todo eso para que yo lleve a mi casa.
Aparece en mi mente la imagen de una bolsa gigantesca (al menos basada en mi perspectiva a esa edad), llena de juguetes, pero ahora no puedo descifrar si fue también algo que me dieron o cosas que yo regale, no importa mucho porque cuando llegue a la puerta mi mamá obviamente me mandó  a devolver todo de inmediato.
Ahí está la angustia más inmensa que me trae esa situación, quizás por esto mi mente no me lo permite perdonar aunque haya pasado tanto tiempo y ni siquiera tuviera dimensión de lo que estaba pasando. Pero al volver a mi casa, con todas esas cosas en la mano, encontré verdadera tristeza en los ojos de mi mamá, era tan cruda y real que me largue a llorar a penas la vi, ella no me había dicho ni una palabra pero yo me sentía como la peor persona del mundo.
Ahora que crecí recién puedo entender que en su mirada encontré dolor, dolor que le daba que su hija haya notada esa falta, esos problemas internos. Ella creyó que yo estaba pasando tanta hambre que tuve que ir a pedirle comida a la vecina. Esa vergüenza que sintió en ese momento, todavía la persigue hasta días como hoy, cuando sigue levantándose día tras día para que no nos falte nada, aunque haya una pandemia, aunque sea el maldito fin del mundo, ella sigue.
Es uno de los pocos recuerdos que me quedan, que el tiempo no logro deshacer de mis huesos, de mi cuerpo, de quién soy.
También en ese mismo hotel yo rezaba, mirando al cielo, cuando ni siquiera entendía qué estaba haciendo, solo murmuraba "Dios: si existís, quiero que me lo demuestres. Danos una casa grande donde entre toda mi familia, un árbol de Navidad que sea alto hasta el techo y, por favor Diosito, que mi papá deje de estar borracho, te prometo que me voy a portar bien para siempre."
Parece irónico porque el tiempo pasó, nos pudimos mudar, yo tome la comunión, nos regalaron un árbol gigante, no vi nunca más a Dalma, deje de creer en Dios y en una experiencia cercana a la muerte, mi papá finalmente dejo el alcohol.
Quizás, algún día de estos, al menos por compromiso, junte las manos y mirando a las nubes le susurre a Dios sobre todos los agradecimientos que todavía le debo.
Espero que me sepa perdonar por todas las iglesias que queme por mi libertad, que sepa que crecí pero además de pedir, ahora también lucho y milito por nuestra clase social.

martes, 16 de junio de 2020

Sueños



Recostado sobre el tejado de madera, manteniendo el equilibrio entre el techo y el abismo, entre el sueño y la realidad. Dormita pensando en el cuerpo humano, como todas las noches.
Las cabezas le parecen innecesariamente grandes, algunas son tan inmensas que no logran pasar por las ventanas en las que él suele escabullirse, ese era un problema.
Pero el resto de la anatomía era admirable, la longitud de los brazos y como terminaban en pequeñas garras de piel que le otorga el magnifico poder de tocar, sentir las texturas de la hojas de los árboles y el frío desliz del agua corriendo entre la manos. Obviamente se puede dominar el mundo cuando tenes en las articulaciones la suficiente virtud para sostener cualquier cosa que desees, desde un vegetal enterrado hondamente en el suelo hasta cualquier pez nadando en lo más profundo del océano. Inclusive hasta el más sencillo elemento posee la potencialidad de convertirse en una herramienta cuando podes modificar estructuras y cambiar formas a tu conveniencia.
Pero lo que más lo maravillaba era esa composición de patas. Porque en simplicidad eran solo dos, como las de él, pero con una fuerza imponente para mantener erguido el resto del cuerpo, como si fueran una burla a la gravedad, manteniendo a todo su ser recto y alto, cada vez más, creciendo hacia las nubes. Otorgándole a los ojos una vista casi infinita sin siquiera tener que moverse.
Se imaginaba caminando en la playa, al borde del mar donde las olas morían en sus pies, parado en el límite de los colores. Como si cada estímulo existente fuese creado para él, la aspereza de la arena mezclada con la espuma del agua salda, el viento siendo absorbido directamente por la piel que intenta inútilmente combatir el imperio del sol que domina sobre todo este cielo.
Una gota en la cabeza lo despertó, se levantó sobresaltado.
La realidad le cayó de repente en forma de lluvia punzante queriendo atravesarle las plumas, otro día siendo un pájaro, cansado de tener que huir de la sublime naturaleza en vez de poder admirarla, abrió sus alas y rápidamente fue en busca de un techo en dónde resguardarse.
Justo en la ventana debajo de ese mismo tejado, un hombre dormido soñaba por tercera vez consecutiva que saltando a un abismo insondable en vez de encontrar la muerte, descubría el poder de volar.

*Actividad a distancia (13), Sueños. Enviado a Pablo.