Hoy estaba caminando, pasaron como ocho
hombres por al lado mío y todos me dijeron algo, cinco pasos más: los albañiles
también tenían que dar un comentario, en esa misma esquina, uno me tocó bocina
desde el auto. Me repugnan, los odio, porque cuando les contesto se ríen de mí,
¿Qué no valgo nada? ¿Cómo le explicamos que no nos gusta que nos piropeen en la
calle? Ya se lo dijimos de todas las maneras posibles y después dicen que nosotras somos las violentas. Nosotras, que
bajamos la cabeza cuando pasamos por un grupo de chicos así no creen que los
estamos provocando ni nada. Cuando les contestamos, tenemos terror porque quizás
se ofenden y nos hacen algo.
Desaparecen chicas, las secuestran, las
violan, las matan, las golpean. Todo el tiempo, en todas partes. No tenemos
lugar de paz, es asfixiante.
Y encima nos critican, encima cualquier cosa
que hagamos para ser escuchadas, lo usan como producto de burla, de chistes, de
agresiones. ¿Cómo estar tranquila así?
Una chica violada por cinco tipos, que hizo la
denuncia, había videos y fotos; el juez los condeno solo a nueve años porque
"no se ve que ella se haya negado". Nueve años nada más para esos
enfermos. ¿Saben a quién también condenaron a nueve años de cárcel? A una mujer
que sufrió un aborto espontaneo y fue condenada por homicida.
No los entiendo.
Lloramos a los gritos, rompemos todos,
hablamos en todas partes, nos desnudamos, nos tiramos al piso, nos escondemos,
nos callamos, lo bancamos, cada una lo enfrenta como puede, y aun así, nadie
nos toma en serio, nadie nos escucha realmente, a nadie le importa de verdad.
No puedo explicar lo desesperante que es.
La mitad del país, los que tienen consciencia
de clase, los que están informados sobre la realidad, los que tienen empatía;
todos pidiendo por el aborto legal. Por todos los casos donde el Estado (como
tantas veces) le dio la espalda a las mujeres. Mujeres sin recursos, sin
conocimientos, mujeres con miedo, a las que las ignora. Mujeres a las que culpabiliza por no querer
dar un hijo en un mundo enfermo que no la ayuda, que cuando nazca esa misma
sociedad que pide por su vida lo va a dejar morir de hambre.
Son tan hipócritas.
No les entra en la cabeza como las feministas
"pueden ser tan egoístas de pedir solo por sus derechos", cuando
muchos de ellos lo tienen servido desde el día en que nacen. No tuvieron que
luchar por poder votar, por poder trabajar, por poder tener un puesto político
o importante, por muchas cosas que nosotras sí. Pero a ellos no se les juzga, ¿Cuántos
padres abandonaron a sus hijos? Nadie menciona eso, porque es algo “normal”.
No puedo explicar lo enojada que estoy porque
no nos dejen decidir por nuestro cuerpo, nuestra vida y nuestro futuro; solo
porque hay células desarrollándose en nuestro útero, que sí se va a convertir en
una vida y nosotras nunca mataríamos a un bebé; por eso pedimos interrumpir el
embarazo antes de los tres meses cuando el embrión a penas se comienza a
denominar feto, no siente dolor, no siente nada, está en formación, no es un
ser humano todavía. Y nosotras, los cuerpos gestantes, si somos seres humanos,
si sentimos el dolor de que te den la espalda en hospitales públicos y tener
que ir a un centro clandestino con una persona que probablemente no está
capacitada para esa operación.
Es tan injusto que les indigne que tome una
decisión sobre mi cuerpo, pero que no les indigne la burocracia que es adoptar,
ni los huérfanos maltratados en los hogares, ni lo nenes durmiendo en la calle
o pidiendo plata en el tren.
Solo les importa ser injustos con nosotras,
que aceptemos la sumisión que declara la naturaleza que las mujeres solo sirven
para procrear y criar hijos, que es nuestro principal deber y lo más importante
de nuestra vida, en las condiciones que sea. Que aceptar ser madre es incluso
más importante que ser vos misma.
Dicen que no las representamos, obviamente,
cada una vivió sus experiencias y fue violentada de una manera distinta; porque
todas lo fuimos, consciente o inconscientemente. Porque es cultural, porque
siempre tuvimos que servir, callar y aceptar.
Por Chiara, por Lola, por Melina, por Paola, por Nicole, por Araceli, por Angeles, por Candela, por Micaela, por todas y cada una vamos a seguir luchando; porque en nosotras, compañeras, está el cambio.
No vamos a parar, la revolución será feminista
o no será.
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