jueves, 6 de abril de 2017

Mi nunca más

Que ajena me parece esa vida, que extraña sensación de deja vú, de algo que nunca me paso, pero bien podría haber sido yo.
Las vueltas de la vida, los nacimientos y las muertes, el amor y el desamor, los caminos que se unen y los que se separan para siempre.
Me cuesta pensar claramente; de todas formas no sé por qué creo que necesito tener un pensamiento claro sobre eso. Ya no es mi vida, hay un distancia, me siento como un cordón umbilical cortado hace años, pero que todavía late, que todavía alimenta.
Yo soy la muerte, y ella es la vida. Lo entiendo, desde la lejanía las cosas me parecen más nítidas.
No me duele, me genera curiosidad. Pero es general, no quiero estar ni cerca, porque al mismo tiempo me produce rechazo, no es odio, es solo un sabor que me da vuelta el estómago, me repugna.
Si no sé explicar lo que siento, es exactamente por qué no lo sé. Simplemente no sé.
Me desestabiliza el mundo, y eso que tengo mi base muy armada. Me sacude, me mueve; pero por milésimas de segundos, por el momento que estoy escribiendo; después pasa, todo pasó.
Espero que te hayas vuelto mejor persona, por ellas; que nunca vean lo gris, que no se merezcan esa parte como yo lo hacía. Y espero de mí, lograr repararlo todo, arreglar mi vida, arreglar el mundo, para tu bebé y para los míos. Para todos. Voy a curarme, por ahí hasta llegue a perdonarte algún día, quizás hasta perdonarme a mí.
Gracias, y hasta nunca.

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