martes, 21 de noviembre de 2017

Un martes más

Los martes son algo así como mis únicos días libres. Cuando no tengo que estar estudiando, haciendo trámites, ni viajar de aca para alla (es decir, muy pocas veces); me pongo a pensar en lo que quiero, los cambios que necesito, lugares dónde escapar.
Hoy me pase dos horas mirando playas de Latinoamérica, dónde me gustaría ir y observando precios inalcanzables para mí. Comencé a mirar a mi alrededor y sentí claustrofobia dentro de la tan conocida habitación en la que vivo, las puertas y ventanas estaban abiertas, pero era mucho más que eso. Me atacó un fuerte sentimiento de encierro, a mi casa, a mi ciudad, a mi rutina.
Puse adentro de mi mochila un par de cuadernillos, un libro, lapiceras de colores, una botella de agua y me fui con mis auriculares a uno de mis lugares favoritos de Buenos Aires.
Porque el sentimiento de prisión me sofoca y no quiero estar condicionada por nada, necesito demostrarme que tengo posibilidades todavía, a pesar de todo, de tomar las decisiones que necesite en el momento para alimentar mi alma.




jueves, 9 de noviembre de 2017

Ahora necesito escribirte a vos, porque mi literatura nace más de mi alma que de mi cabeza, y fuiste vos, personalmente, el que la reconstruyo.

Poet - Bastille

La obsesión toma el control, me come entero.
No puedo decir las palabras en voz alta
Entonces en rimas te escribo
Ahora vivirás a través de los años,
Puedo sentir tu pulso en las páginas.

Te escribí
Ahora vivirás para siempre
Todo el mundo te va a leer
Y vas a vivir para siempre
En ojos todavía no creados
En lenguas que no nacieron
Te escribí
Y ahora vivís para siempre

Tu cuerpo yace sobre las sabanas
De papel, y palabras tan dulces
No puedo decirlas
Así que te escribí en mi verso
Ahora vivirás a través de los años.

Te he leído con estos ojos
Te he tenido en estas manos.
Te escribí,
Ahora vas a vivir para siempre
Todas tus virtudes en los versos.

Vivirás para siempre.







El final feliz que no fue

Mi corazón late más triste cada segundo que pasa con mi celular en silencio. Porque sabe lo que significa tu indiferencia, porque sabe el final de esta historia, porque ya lo vivió.
Pienso si alguna vez me habrás amado al menos con la mitad de la intensidad con la que yo lo hago. Me cuesta responderme porque no sé, porque nunca te entendí y ahora siento que no te conozco.
Imagino si fuera al revés la situación, me imagino corriendo desesperada por las calles para irte a buscar, me imagino luchando cada segundo para mantenernos. Después caigo en la realidad, me doy cuenta de lo diferente que somos, que aunque estemos más cerca que nunca, vos nunca me vas a venir a buscar. Porque yo no estoy por encima de tu orgullo, no estoy por encima de nada.
¿Para qué correr hacia mí su podes volar a cualquier parte del mundo para escaparte?
Llego a la conclusión que si fuera la princesa encerrada en el castillo esperando a ser rescatada, vos nunca vendrías y yo me torturaría tanto que terminarías siendo el mismísimo dragón.
Para mí suerte, no soy una princesa y nadie nunca me va a salvar, pero tampoco soy prisionera de nada.
Tengo ganas de correr muy lejos, hasta perderme a mí misma y dejar atrás este dolor que no me deja respirar. Pero en este momento no siento las piernas, a penas puedo mover los dedos para escribir esto, para sobrevivir un ratito más; mi único salvavidas a este mar de lágrimas que me está ahogando.
Estoy inmóvil aca, lo peor de todo es que tengo la certeza que mi única cárcel es mi mente, no tengo salida.
Todavía no me saque las zapatillas, porque en lo más profundo de mi alma, estoy esperando que toques el timbre y me des un abrazo, de esos que me das vos, de los que me ubican, los que me centran, los que me encuentran.
Me trago con repulsión las ganas de llamarte y pedirte que vengas a verme. Se me escapan por todas partes, a penas las puedo controlar. Porque sé, que si te llamara en este momento, no me atenderías, y viviría por siempre en ese limbo del sonido del contestador una y otra vez.

Escucho la lluvia, cierro los ojos y me la imagino recorriendo mi cuerpo, limpiándome cada parte de mi alma; llenándome de claridad y purificandome. Los truenos a veces aparecen, son los demonios que se niegan a irse pero con un relámpago desaparecen por un tiempo, por ahora, por lo que dure esta noche.

27.10.17