Cómo es posible que dos metros de ADN quepan en el interior de una célula,
o que tus pulmones, desplegados,
abarquen una superficie del tamaño de esta misma isla
¿Tiene sentido llevar dentro una cartografía más grande que el planeta?*
Hace treinta y dos días que estamos en cuarentena obligatoria, en todo este aislamiento social, no hay nada que me abracé más fuerte y más calidamente (además que mi familia) que la literatura.
Sueno bastante repetitiva, pero cuando ya no tengo aventuras, no tengo sentimientos, no tengo palabras, no tengo amor. Siempre me queda ella.
Leí cinco libros en este pequeño intervalo de mi vida (aunque parezca una eternidad), y la única certeza que me queda, es que es admirable su manera de ser tan indiferente al tiempo y espacio que la rodea, firme, intacta, impoluta.
Pienso en mis otras pasiones. Porque amo la ciencia pero las matemáticas me son tan ajenas, tan frías, tan apáticas de mi individualidad.
Ahí entra el debate que se da hace años, pero que para mí es tan claro.
¿Ciencia o arte? te hacen elegir, como si fueran dos entes totalmente excluyentes entre sí, diferentes, intocables. No lo creo, son el ying y el yang, cada una posee una parte de la otra, quiénes pudieron tenerlas equilibradas, son todos aquellos que hoy consideramos nuestros genios.
"El álgebra sustituye números por letras para operar sin necesidad de calcular, por eso escribo." declaró Fernandez Mallo en uno sus versos. No podemos saber a qué se refería exactamente, ni que pasaba por su cabeza en ese momento (es un físico, y un poeta, la mejor catástrofe del mundo). Yo lo entiendo por el lado de la (in)justicia literaria, porque toda nuestra realidad puede ser interpretada a partir de las matemáticas, lo es, inclusive, nuestros argumentos más certeros se basan en ella ¡Cuánto le envidia la literatura! La mayoría de veces tan límitida por el lenguaje, por estos símbolos que la representan pero son finitos (no como los números). Que cerca que están los infinitos de entender la magnitud del universo, que lejos estamos nosotros, los humanos.
Inclusive así, nuestro arte, nuestro individualismo, nuestros errores, nuestra humanidad, es fundamental para seguir aprendiendo y desarrollando nuestra ciencia.
Mi hermano me dijo una vez "Que los estudiantes de medicina tengan buenas notas, no garantiza que vayan ser buenos doctores. Veo en las clases muchos que responden de memoria o se saben las respuestas de cada pregunta, pero en diagnósticos complicados, no sirve solo un libro, el doctor tiene que observar, replantearse, salir de lo habitual; tiene que saber interpretar, y eso para mí, es algún tipo de arte" Yo le creo, quizás es nuestra sangre la que aboga los mismos motivos, pero defendemos esa aleación, ese sistema de exactitud y pasión que parece ser la respuesta a todo.
El arte no le da revelaciones concisas a la ciencia, pero le da muchas herramientas.
Ambas son igual de necesarias. Gracias a ellas podemos sobrevivir a esta crisis mundial.
Y si me preguntan, el arte me nutre, me alimenta, me da vida; pero la ciencia me vio nacer, me hace crecer, me evoluciona.
Una me abraza, la otra me cuida.
"En ese paso de la fantasmal energía al trabajo concreto,
lo que nos define."*
*Citas de Ya nadie se llamará como yo de Agustín Fernández Mallo
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