Recién termine de leer Okasan. Siento que me atravesó de muchas formas.
Es como un recorrido (un viaje, para variar) donde en diferentes momentos te sentís madre, hijo, o turista.

Diría que puede ser uno de mis libros de no ficción favoritos, pero inclusive hay un juego ahí, cuando el hijo le dice “¿tú de verdad crees que las cosas pasaron así… o sabes que estás inventando?”, que me gusto mucho porque te hace repensar los límites donde mezcla la realidad con la ficción. Por otra parte, me hace acordar mucho a mi mamá (como la gran mayoría) que tienden a exagerar todo, contar las cosas diferentes para hacerlas emocionantes hasta un punto que llegan a creérselo. También creo que tiene esa esencia de escritora, que cuenta verdades y mentiras a medias, que lleva a las situaciones y emociones a un extremo, dramatizar para darle el gustito literario.
Siento que es un libro que tiene mucha magia.
Es transversal. Es una historia de amor, que efectivamente te abraza, te da calidez, creo que es exactamente ese encanto de amor maternal que como hijos nunca logramos comprenderlo con toda su inmensidad, por eso al terminarlo se siente como algo personal, porque todos tenemos una historia singular con nuestros padres.
Y también, al tener ventiun años como su hijo, la historia de Matias individualmente me llega de una manera especial. Su propia búsqueda, su lucha, su perseverancia. Algo ahí también hace ruido.
Queriéndolo o no, este libro te deja muchas cosas.
*Mensaje enviado a Alicia
No hay comentarios:
Publicar un comentario