Hoy me escribieron una de las cartas más hermosas que recibí en mi vida.
Afuera llueve y hace frío, el día esta gris, yo pertenezco. Las temperaturas bajas me obligan a recordarme que estoy viva, que tengo sangre caliente.
Me tomo un té, respondo mensajes, escucho the 1975, escribo. Ahora tengo 22 años.
Los números quieren apoderarse de mi persona, pero yo le pertenezco a las letras.
¿Cuántos poemas encima ya llevo? ¿Cuántos haikus ya grite? La cantidad de metáforas que me quedan por vivir.
Es un día más, solo que recibí una carta hermosa que dice:
Hay una mujercita en mi corazón
luchadora y segura
que conquista las calles
con su pañuelo verde
y sus certezas.
Hay una escritora,
una mujer a la que amo y admiro,
que escribe fuego en las hojas
y arde con las ganas de Galeano.
Eso dice esta carta, y yo me siento la persona más afortunada del mundo.
Feliz es porque me acompañan mis personas favoritas inclusive sin poder estar físicamente, pero el amor con el que me envuelve es tan trascendental y honesto que no cabe dentro de los cuerpos.
Hoy no intento apagar las llamas, les permito compartir una merienda conmigo y ellas me regalan claridad sobre las cosas.
Feliz cumpleaños para mí.
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