viernes, 7 de agosto de 2020

5 días

01.

Leo un poco a Patti Smith cuando puedo (porque es un mes difícil), me envuelve con su cotidianidad y cariño, se siente como un abrazo. No todo tiene que ser fantástico. Hay historias enteras dentro de las tazas de café y los lapices de colores que valen la pena ser contadas.

Leí solo tres textos de ella. Me siento acompañada. Es como que mientras la leo puedo dar vueltas por sus notas, por sus cafeterías, por su casa, por sus pensamientos.

Hay una mundanidad extraordinaria que la caracteriza como a los poetas, donde desde lo más habitual crean hogares y evocan sentimientos.

La leo recorriendo calles, paseando por librerías, por restaurantes de la ciudad leyendo su libro del momento, escribiendo y anotando todo lo que pasa por su cabeza.

La siento tan real, una verdad que atraviesan a los amantes de la literatura, ese amor y compañerismo que se encuentra en la soledad y la autocontemplación.

Es hermoso como solo escribe sobre su día a día pero con su simple persona ya puede generar algo tan ameno, tas disfrutable como es leerla.


02.

Ya no sé que día de la cuarentena es, ni si seguimos vivos, ni si soy un ser humano real.

Tengo obligaciones que cumplir y bastantes tareas que tendría que hacer pero prefiero quedarme abajo del sol leyendo a Patti Smith. La quiero tanto. Sus emociones y su simpleza me emocionan.

Como ella busca los portales de Murakami por Japón, a mi me genera unas incontrolables ganas de encontrar sus cafeterías en New York.

Inclusive sin hacer nada, me ayuda a manejar certezas tan grandes que me llenan, me alimentan de tal manera que no necesito nada más.

Sin ningún esfuerzo y sin notarlo, ya recorrí la mitad del libro. Quiero abrazarla y abrazarme a sus historias un rato eterno más. Siento que quiero leerla para siempre. Que epifanía de la más hermosa haberla encontrado.

"Que fácil es enamorarse de un animal" dice, yo pienso en mis amores, en Castiel, en los perros de San Pedro, en lo fácil que me fue enamorarme de ella con tan solo dos textos. 

No sé exactamente porqué pero me tiene llorando, con ella solo me brota, me nace. Me habla de la casa azul mientras yo escribo en mi cuaderno de Frida. Me habla del feminismo que le queda grande porque ella ya es grande, pero la cito:

"Estaba rodeada de un puñado de conferenciantes en un foro de mujeres para mujeres, serias activistas cuyas tribulaciones apenas alcanzaba a comprender. Estar en su presencia era toda una lección de humildad y me preguntaba cómo servir a su causa. Les leí poemas, les canté canciones y las hice reír."


Me rodea de amor y siento que crezco, que encuentro deseos más puntuales, destinos por los que quiero luchar. Escribir sobre mujeres fuertes, artistas como ellas.

Quiero seguir leyendo pero no quiero que se termine. Quiero seguir viviendo pero no quiero que pasen los años.


03.

Actualmente no soy partidaria de marcar los libros por distintas razones:

Me gusta permitirle la solemnidad de lo impoluto a las formas de cómo eligió presentarse le autore, yo tengo mis propios espacios para desenvolverme y reproducir mis observaciones.

Por otro lado si en algún momento decido dar o regalarselo a alguien, prefiero que no esté condicionado por mis subrayados ni por mis notas; si hay algo importante, mi cerebro va a saber encontrarlo.

Por último y seguramente menos importante: lo inmaculado de lo material, de la textura con sus propias vibraciones, de sus olores, de su pureza. Es algo que no me atrevo a perturbar.

Pero el costado de algunas páginas de las memorias de Patti se me mancharon con café y, como diría ella, encontré magia en ese simbolismo, siento que no existe uno sin otro y por eso pasan la eternidad buscándose, encontrándose por todas partes en cualquier momento.

Ella viaja, yo lloro sentada en la escalera mientras la leo. Voy subiendo, estoy yendo.

No encuentro las palabras para explicarla y por eso mismo no la alcanzo, solo puedo observar y apreciar sus caminos pero suelo perderla de vista.

Mi celular sigue contando el tiempo como si la estuviera leyendo porque no sabe que escribirla es otra de las maneras que descubro de conocerla.


04.

Me prometí leer a Patti solo de día y al aire libre (si es abajo del sol mucho mejor), no se merece menos que toda esa vida que sabe compartir.

Me contagia sus pasiones con facilidad y ahora estoy llorando encima de la tumba de Genet pero nunca lo leí.

En el silencio de la tarde le prometo esa misma devoción hacia ella. La convierto en parte de mi persona.


05.

Los días se volvieron nublados porque termine el libro. Las tardes vuelven a ser prescindibles.

Cinco días tardé en leerla, cinco días tardé en enamorarme.

Patti Smith tiene 73 años, la seguí en Instagram, tiene el pelo largo recorriendo su espalda y su rostro con un color de tonos mezclados entre las cenizas y la nieve,

Buscándola la veo en un escenario de Buenos Aires con nuestro pañuelo verde, la veo sentada cantandole a mi presidente. Pienso ¿cómo puede ser que recién la haya descubierto? Y al mismo tiempo me siento afortunada de haberla encontrado.

Una serendipia es, entre tantos libros y tantas palabras, encontrar autoras que te inspiran inmediatamente, que tardan tres estrofas en convertirse favoritas.

Que te salven de un mes (y un año) tan difícil.

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