martes, 19 de marzo de 2024

 Hoy más que nunca pero más que siempre pienso en irme, en escaparme de esta ciudad que no solo sabe demandarme, que no descansa y por lo tanto, evidentemente, yo tampoco lo puedo hacer. Sueño con la copa de los árboles, con la lluvia mojando la tierra, con despertarme con las flores, con poder volar lejos, lejos de estas paredes tan de cemento, tan imposible de traspasar, manteniendome encerrada en mi propio hogar. ¿Todo lugar que habito me terminara pareciendo tan hostil? ¿Dónde ir, entonces? Me gustaría hacer mi nidito en la profundidad de un ceibo.

Yo que me preguntaba cuánto tiempo iba a durar el encanto, evidentemente es un año, es el tiempo máximo que aguanto en un mismo lugar o con una misma persona. Después me pongo irritante, un poco más ya me indigna, me asquea. 

¿A dónde puedo ir? ¿Para dónde correr? ¿Hacia dónde nadie me espera?

No hay comentarios:

Publicar un comentario