miércoles, 1 de diciembre de 2021

Termino de leer Poeta chileno, llorando. Y eso mientras el autor admite que es un final feliz <<Porque esto termina aquí, porque esto termina bien, como terminarían tantos libros que amamos si les arrancáramos las páginas finales>> Yo pienso hace cuanto que un libro no me hacía llorar, vuelvo a leer la última página porque ya lo extraño y eso que lo acabo de terminar, sigue palpitando sobre mis manos.
Eso tienen las novelas largas, que de la nada te construyen un mundo al que te sumergís sin darte cuenta, una vida que estas observando pero también viviendo en ese momento, pasando las hojas como se pasan los días; y cuando llegas a al final te sentís vacía al mismo tiempo que mucho más llena de lo que estabas cuando lo empezaste.
Y la vida me parece demasiado corta para todos los libros que quiero leer, para todas las vidas que quiero vivir, para todas las personas que quiero ser.

No quiero escribir, quiero seguir leyendo.


miércoles, 10 de noviembre de 2021

 Ahora me quedan solo definiciones que hablan de mi pasado.

Soy una ex escritora. Una ex estudiante. Una ex amante. Una ex amiga.

¿Pero quién soy ahora? Una transición, un momento que está y no a la vez, que pasa pero nadie lo nota. Soy movimiento imperceptible, un ente que no se puede ver, no se puede tocar. 

Escapo de mi finitud solo escribiendo estas palabras, pero casi no tienen significado, no dicen nada, porque no son leídas. Porque están acá, pero como yo, nadie las mira.

El mundo se expandió de repente, los limites se disipan pero me volví más chiquita, más vulnerable. No tengo miedo porque ya no tengo nada, perdí mi arte, perdí mi amor, perdí todo lo que tenía para poder conseguir el futuro que deseo. En eso estoy, en el resto de lo que era y los vestigios de quién quiero ser, de quién voy a ser.

Se termina el año, voy a dejar que enero me muestre el camino. 


martes, 14 de septiembre de 2021

El túnel

 Maldito insomnio que me atraviesa las pupilas, que me hace temblar, que llena mi cama de terror para que no entre nadie, ni siquiera yo.

Intente con la meditación, viaje hacia el túnel de mi pasado, ese que tanto me advirtieron que no me podía hacer daño. Pero bastante me tuve que sacudir para esquivar el tan conocido frío de las cataratas recorrer mis mejillas.

¿Hacía dónde quiero ir? Llegue al final pero ahí no estaba mi destino ¿ahora qué?

Si hablo del presente ¿por qué los recuerdos lo monopolizan todo?

No existe tal dolor, como no existe tal amor, como hoy no hay encuentro, como no aparece el destinatario.

Tanto tiempo escribiendo a esta soledad, solo para que me utilice como leña para alimentar ese fuego, esa hoguera que ilumina cada una de mis cicatrices, uno a uno hace danzar a mis errores.

Eso también soy, solo que todavía no se invento la palabra adecuada (o yo no sé dónde más buscarla).

Tan lejos se encuentra mi cuerpo, pero al fin pude librarme de él. Quizás al salir el sol vuelva a apoderarse, pero esta noche de insomnio soy mía. Se llevo todos mis pensamientos, para mi suerte descubro que en el fondo no quedaba un vacío sino que una lenta melodía de piano ¿quién lo hubiera dicho?


Hoy un poco que escribo porque vos me lo pediste ¡que despiadada mi soledad!

miércoles, 14 de julio de 2021

Me gustaría convertirlo en poesía, a primera vista me parece una clara manifestación de los diferentes estados de mi metamorfosis en la materia, en la caligrafía, en el aprendizaje, en la vida.

Mi cuaderno de Física. Creo que este es el más antiguo que tengo, de la segunda vez que la recursé, en 2018 quizás.
Es Great Value, la marca de la empresa en la que dos años más tarde iba a trabajar; además tiene unos recortes en un costado de las veces que lo utilice para hacerlo filtro, esos seguro que fueron este año, antes yo no me armaba mis propios porros.
Los últimos seis años de mi vida estuve lidiando, de una u otra forma con esta materia, todavía no termina, en un par de días tengo que dar el final.
Siempre me supera, hay días que me siento en la cima del mundo pero Newton sabe bajarme de una manzanazo. La amo porque hace al mundo funcionar, la detesto porque me es imposible entenderla, que me salga naturalmente, visualizarla.
Y quiero hacer poesía pero ¿quién me dijo a mí que yo tenía el potencial para escribir? No tengo ese tiempo.



Me estoy tomando un té negro, escucho la lluvia bailando en mi ventana, la noche es suya. Hidrodinámica es lo que más me cuesta ¿por qué no podemos solo dejarla ser?
Pienso que yo también le doy vuelta a todo, buscando respuestas que me ayuden a dormir tranquila.
Mañana tengo que despertarme temprano, para seguir estudiando.
Avanza demasiado rápido, me envuelve en un sentimiento de incapacidad; para que no sea tan dolorosa la caída, constantemente espero lo peor.
Esta vez no voy a dejar que me supere.
Busco encontrar en alguna ecuación tu nombre, descifrar de donde provenía aquel brillo en tus ojos, cuando la mirabas a ella.
Dónde quedo yo después de ser dividida en millones de cifras.
Estos ojos rojos son producto del fuego, de las lagrimas o de las secas. ¿De qué estábamos hablando?

Me pierdo.
Vuelvo a mis letras, mi lluvia como danza no como realidad inamovible.
Tu cuerpo como alma llena de luz, que me ilumina esta noche y mantiene caliente mi taza de té.
El calor de mi hogar que no se inmuta por el fin del mundo de allá afuera.
¿Afuera, dónde? Solo existen estas palabras, no hay nada más.
No podemos probar nuestra existencia, no hay tal realidad; todo es observado a través del prisma de nuestros sentidos, a esos en los que ya no confío porque me hicieron creer que me amabas, por lo que gaste mi último hilo de voz para gritarte "dame una sola razón" mientras caminaba por el borde del abismo.


El cuaderno dice "¿dónde estoy?¿por qué  acá y no con vos?" Más abajo se me explica porque es un cuerpo negro, en mi mente me repito "nada se refleja, todo lo absorbe" 

martes, 4 de mayo de 2021

04, mayo 2021.

 Vuelvo, después de un mes. Me divierte demasiado leer el diario de George RR Martin, que hace diez años es literalmente acosado todos los días para que escriba un nuevo capítulo; lo que hace que obviamente no cambien para nada sus avances con el libro.

Consumo mucho todo el discurso de que para mejorar hay que estar escribiendo constantemente, mínimo tres veces a la semana, escribirlo todo, hacerlo real, materializar esas ideas. Hacer, hacer, hacer. Y muchas veces siento que nunca voy a llegar ahí, a que me salga naturalmente o a obligarme tampoco, odio la idea de forzarme a escribir y me da miedo querer abusar de las palabras hasta llegar a aborrecerlas: "no voy a hacer algo si no tengo las fuerzas suficientes porque no va a salir bien" es mi excusa día a día y así es como paso horas acostada en mi cama pensando en la cantidad de tareas que me quedan por cumplir.

Otra vez me despidieron, llego el momento al que tanto le temía pero también para que el que me venía preparando. Fue una situación curiosa, mi supervisor me dice "Ya sabrás que hoy es tu último día, es una lástima, me caes muy bien, sos buena y hermosa. No te puedo decir más por protocolo" Un premio a este señor que me pone triste e incomoda en el mismo momento. Yo le agarro la mano, le agradezco por la oportunidad, realmente, se sintió como un segundo hogar durante todo el tiempo que estuve. Él me dice "Igual no desaparezcas, seguimos en contacto ¿me vas a mandar un mensaje, no?". En mi cabeza me rio de lo ridículo que suena, ¿disculpa? ¿me estas echando pero después pretendes "que sigamos hablando"? Hasta me da ternura este hombre que tiene dos años más que mi padre; no hay nada acá. Durante su discurso se le escapa un "Te quiero", me causa gracia, estoy segura que no lo dice en serio pero él tampoco es bueno manejando estas situaciones y yo mirándolo, lo entiendo. No puede verlo pero hay una sonrisa debajo de mi barbijo. Me voy, aprendí mucho, probablemente no en lo laboral pero si en lo social. Casi que me infiltre en su mundo adulto, casi que no se dieron cuenta que solo soy una nena queriendo un poco de plata para comprarme libritos y lapiceras lindas. "Después voy a mandar un mensaje de despedida, en general, agradeciéndole a todos" Le respondí. Quiero abrazar a mis compañeras porque sé que no las voy a ver más, pero hay una pandemia. No me queda más que irme. "Es mi último día, panita" le aviso a Ibraí "No me digas eso, te vamos a extrañar" me saluda agarrándome la mano porque hay que mantener el distanciamiento social. Cuanta gente maravillosa. Atravieso las puertas con un nudo en el estomago y un calor en todo el cuerpo. No es triste, solo es nostalgia porque yo también los voy a extrañar. Un poco me salvo esta gente y este trabajo, porque llego mágicamente hasta el agujero en donde me encontraba durante la cuarentena. Ahora salgo un poco mejor, un poco más sana.

Bioy Caseres escribió <<Al poner a calentar el agua para el mate, meditó que una vida, por breve que sea, alcanza para dos o tres hombres; con relación al maté él fue un hombre que lo requería siempre amargo, después uno que no lo tomaba porque le caía mal y ahora se había convertido en un fiel devoto de los mates dulces.>> Yo fui la niña que no tomaba mate porque no lo entendía, soy la joven que lo toma dulce tres veces al día y también seré la mujer que vaya tomarlo amargo en el futuro. Cortazar dijo << Mirá, un maté es como un punto y aparte. Uno lo toma y después puede empezar un nuevo párrafo.>>

jueves, 8 de abril de 2021

 

“La palabra lobo no muerde.
El que muerde es el lobo.
La palabra no muerde. 
El que muerde es el poeta”.
Mario Trejo

lunes, 29 de marzo de 2021

veintinueve de marzo, 21.

 Marzo esta siendo eterno, ya no me queda ni un peso en la billetera. Lo que me molesta es no tener yerba para el mate, con el resto me puedo arreglar. A fin de mes pareciera que la solución a todos los problemas viene con el sueldo del quinto día hábil; me gustaría saber si alguna vez lo que gano va a ser suficiente ¿suficiente para qué?

Últimamente ando muy enamorada de Buenos Aires. Estoy creciendo y me siento mutando, los sueños de vivir en otra país además de parecerme tan alejados ya no me generan tanto entusiasmo, en teoría suena muy lindo pero me cuesta visualizarlo en la práctica. Esta ciudad que todo lo soporto, a la que tanto le debo. La comodidad, la naturalidad que me da recorrer estas calles, las oportunidades, las historias. Quiero salir, conocer el mundo, pero siento que siempre voy a querer volver. Me puedo ver como adulta tomándome un café con mis amigas y quejándome de algo, pero no puedo imaginarme lejos de mi familia, de estos dramas, de este mate.

Entre párrafos me cuelgo mirando la erupción de un volcán en Islandia que se esta trasmitiendo en vivo.  Lo miro pensando que estamos ocurriendo en el mismo momento, yo en casa intentando materializar mis pensamientos en estas palabras, la tierra escupiendo fuego en otro lugar.


Mi tía mando una foto con mis abuelos en el hospital. Sentados con una silla de separación, cada uno mirando para un lado distinto. No se soportan. Es curioso que después de tanto tiempo juntos, de nueve hijas, se conocen tanto que no pueden ni dirigirse la palabra. La cantidad de dolor, de heridas, de tristeza que cargan sus ojos debe ser la razón por la que no quieran ni mirarse. Me deprime pensar en esa idea de compartir una vida entera con alguien a quien terminas odiando. Que desperdicio.

No tengo muchas ganas de escribir, prefiero ver al volcán arder, imaginarme la cantidad de energía, el calor, la luz, el movimiento que debe haber ahí dentro. Cerrar los ojos, convertirme en lava, brillar, quemar, que nada pueda apagarme. Hoy necesito esa calidez de la tierra.

miércoles, 24 de marzo de 2021

veinticuatro de marzo, 21.

 Ahora me toca a mí. Consumo tantas palabras todo el tiempo, que a veces me olvido que también es mi lenguaje. Que yo también puedo.

Esta nublado; es el día de la memoria. Hoy no es un feriado, es una declaración, una decisión. Hace cinco años recorrimos la ex ESMA con el grupo de "jovenes y memoria" de mi colegio; y cada paso, cada historia, cada espacio se me metió dentro de los huesos, crecí con ese enojo, esa tristeza, esa indignación que me hace intolerante a la falta de consciencia con el tema, no puedo permitirlo, me interpela la existencia. Por todos los muertos y desaparecidos en dictadura, nunca más.

Gracias a Milagros descubrí una página para intercambiar libros. Publiqué algunos que estaban dormidos en mis estantes hace años y otros con historias que no quería encerrar en mi biblioteca. Estoy aprendiendo a permitirme quedarme con los autores pero soltar lo material. La idea del movimiento, de darles un camino, la oportunidad de ser leídos por otros ojos, reinventarse, hacer fluir a la literatura, además de darme el espacio al futuro, a quién voy a ser, a mis propios intercambios. me fascina. Tengo diez libros nuevos que al mismo tiempo ya fueron tomados y leídos por otras personas, además de su contenido tienen historia en las marcas de café, las hojas dobladas, los sellos, las palabras subrayadas. Aldana, con quién solo nos mandamos un par de mails para acordar el lugar y la hora donde encontrarnos, además de tres libros, cuando me dio la bolsa me dijo "te puse, también, unos tesitos que a mí me gustan"; la miro a esta chica que nunca vi en mi vida y probablemente nunca más vuelva a ver, pienso "¿cómo podré devolverte el detalle, el cariño que me estas trasmitiendo?"; espero que disfrute los libros que yo le di, espero que con letras poder devolverle esa calidez que me hizo sentir.

Me anote a tres materias de la facultad, como siempre al principio me encuentro muy expectante y positiva. Tengo que estudiar y eso a mis problemas de procrastinación ya le esta pesando. El trabajo, que ahora es mi lugar, generó una discordia con el estudio, con los horarios. Nunca es fácil para nosotros que tenemos que hacer las dos cosas juntas para sobrevivir. Tuve que decidir cual era mi prioridad, aunque alejarme de la comodidad que me da el entorno de mi laburo me rompe el corazón voy a seguir eligiendo estudiar, aprender y las metas gigantes. No quiero soltarlo y no voy a hacerlo hasta que me lo pidan, pero que experiencia tan hermosa.

Sentados en una cafetería cerca del río le confieso a Leo lo que me estuvo dando vueltas por la cabeza estos últimos días "vos decís que en teoría es poético plantar un árbol antes de morirse pero que en lo práctico te parece ridículo, eso es algo en lo que siempre vamos a diferir, para mi vivir por el arte es lo más puro y por eso solo vale la pena morir si es por la poesía, por lo romántico, por el amor."

En un rato tengo que ir a Ballester a intercambiar un librito más.

Espero que llueva, hoy es un día para la introspección y la memoria, para el arte, para el café, para escapar de la rutina y recordar nuestra humanidad. 

martes, 16 de marzo de 2021

dieciséis de marzo, 21

 Martes. Hoy un poco me estoy obligando a escribir para trabajar, mínimo, con mis problemas de constancia. Después de un mes finalmente vuelvo a agarrar un libro; Saramago se siente como un viejo conocido que me contó sobre su vida hace años atrás, ahora en sus palabras reconozco el sabor de su redacción y su característica alternativa al dialogar. Voy retomando, digo, intentando sanar, buscándome.

Escucho una playlist de youtube, se llama "you're studying in a haunted library with ghosts", desde esta biblioteca, leyendo poesía mientras los fantasmas del pasado me miran hambrientos, les cuento sobre mi semana.

Intento con patadas y uñas alejarme de las pantallas, casi que me convierto en una. No hay escape. Se me pone la piel de gallina, no sé si es por las letras de Diego o por el frío que acompaña esta lluvia, en esta soledad por primera vez le comparto un café a alguien que me invita un trago de sus ideas.

Mi abuelo se desmayó estando solo en su casa, después lo llevaron al hospital pero sin mucho diagnostico lo devolvieron, dicen que no puede quedarse allá, que es muy peligroso, que hay un virus dando vuelta por todos lados. Mis tías intentan comunicarse con alguien pero Virasoro esta muy lejos, las llamadas no llegan, no hay señal, solo hay kilómetros e incertidumbre.

En el segundo intento logré pasar el final de bioquímica; una nota no puede definirme, siempre me repito. Pero me siento superpoderosa cuando apruebo una materia, todo lo demás deja de importar. Puedo esto, puedo conmigo misma. Me permito burlarme de mi síndrome del impostor, me rio en su cara unos segundos antes de que vuelva a dominarme.

También encuentro en mis notas una observación curiosa sobre involucrarme en el mundo laboral de los adultos, cómo es su personalidad cuando están lejos de sus hijos o familiares; es en pocas palabras, decepcionante. Pero lo desarrollaré en otro momento o nunca.

Me tomo el día entero escribir esto, tres playlist, un café, un mate y dos horas de siesta.

Pero existe, pero pude.

lunes, 8 de marzo de 2021

ocho de marzo, 21.

 Ya es lunes, van a ser las dos de la tarde. Me es imposible hacer las cosas a tiempo, manejar una agenda, cumplir con mis pequeños objetivos en el horario estimado. Siempre elijo el disfrute, tomarme un café, dormirme una siesta, escuchar una banda nueva "si es tan importante, entonces es necesario que lo haga cuando tenga la energía suficiente para darle la atención que merece". Nunca es tan importante.

Hay personas que nacen en el seno de una familia musical, de chiquitos ya aprenden a latir con ritmo, a escuchar en colores y texturas, a saborear los sonidos de una manera distinta. A mi no me paso, recién ahora, a los veintidós años descubro la energía que me trasmiten las canciones puramente instrumentales, las bandas  que dan conciertos enteros sin cantar, utilizando las voces de sus instrumentos. Me da miedo morirme sin haber descubierto mi canción favorita.

Busco en mi celular alguna nota que haya escrito sobre esta semana, pero es una simulación, un acto simbólico, porque todos lo que ocurrió lo tengo acá, incrustado en el dolor de mis muslos (mi cuerpo y su costumbre de acumulación).

El martes llegué de trabajar a las once de la noche, cené con la noticia de que despidieron a ocho de mis compañeras, todavía no lo digiero bien. ¿Por qué tan tarde? fue lo primero que me pregunte, ¿por qué no les permitieron, al menos, dormir tranquilas? Todavía tengo pánico cada vez que me suena el celular, no quiero recibir una llamada nunca más. Me perturba la idea de que me puedan arrancar con tanta facilidad algo que ya forma parte de mi cotidianidad. Voy hasta allá, entro como si nada hubiera pasado, me encuentro con cinco o seis caras nuevas, todos lo demás sigue igual pero faltan ellas y nadie las menciona, yo tampoco. Cuando salgo les mando un mensaje, pero sé que van a desvanecerse, no me acuerdo cómo ni cuando pero sé que esta semana las vi por última vez en mi vida.

También fui a la dermatologa, me miro y me dijo "estoy pensando qué hacer con vos". Yo también la mire, estábamos pensado lo mismo.

Es ocho de marzo y es el tipo de día que me incomoda hasta las huesos, la lucha, la sangre, el dolor, la injusticia. Tantas veces escribí al respecto que hoy voy a admitir algo: feliz de ser mujer me siento, sí, cuando me abrazan mis amigas, cuando escucho las risas de mis tías, cuando encuentro la más fiel complicidad dentro de un baño con una chica desconocida que me presta su rimmel, cuando conquistamos derechos sobre la avenida Rivadavia, cuando comparto un mate con mi mamá abajo del solcito, cuando las tengo a mi alrededor y me hacen sentir superpoderosa. Sí, feliz de ser mujer soy, pero no por el día ni porque me lo deseen, sino por ellas.

domingo, 28 de febrero de 2021

veintiocho de febrero, 21

 Envidio a los creadores de los newsletter que leo porque pueden escribir todas las semanas, generar algo real, un texto compacto que resume lo que los estuvo obsesionando esos últimos días.

Desde que descubrí a Diego Geddes con su Diario de la Procrastinación siento que todo puede ser interesante si sabes describirlo desde una perspectiva más poética, él dice "recuerden que esto es una terapia, un ejercicio de escritura contra la procrastinación".

El único chico real que me interesa por el momento me recomendó ir a terapia, él estudia psicología. Yo estudio ciencias ambientales y le recomendé fumar porro. Por nuestro lado ya superamos el estigma que hay sobre la salud mental hace mucho, terapia parece ser lo mejor para todos. Leo me pregunto anoche "¿qué personas que conozcas crees que si van al psicólogo podrían llegar a hablar sobre vos?". Yo no sé sobre qué hablaría, todavía no tengo claro si me es fácil o extremadamente difícil comunicarme con los demás.

Para resumir mi semana voy a centrarme en los picos de mi humanidad.

Desaprobé un final que me rompió el corazón, en su nombre ya lleva la descripción de algo muy definitivo pero es paradójico entender que no es el final de nada, en dos semanas tengo otra oportunidad. Si mis logros nunca me bastaron para definirme, mucho menos tendría que permitírselo a mis fracasos.

El otro día escribí una nota en mi celular estando drogada, decía: a veces siento que estoy enamorada de las más románticas maneras de mis amigas. Cuestionable el ordenamiento de palabras en esa frase, pero ese nivel de honestidad cruda me dio fuerzas suficientes para querer publicar algo. 

¿Para qué vivir si no es por amor?

viernes, 15 de enero de 2021

 El que domina las palabras ya tiene medio mundo en sus manos, la otra mitad la construye con sus versos. Como el Dios de todo lo que todavía no existe que paradójicamente crece con la materialización. Alimentado a base de té de miel y cajas sonoras.

¿Pero qué se yo de paraísos y creaciones? Hija prodigia del pecado y eterna esclava de las estructuras. 

¿Qué se yo de libertad? Siendo el mismísimo dragón vigilando un castillo que hace años está vacío.

Rezando desde que me despierto sin saber a dónde dirigir las plegarias.

Proclamándome atea a los gritos después de ser bautizada en cada sueño y en cada parpadeo.

El idioma nos queda dos tallas más chico, en el afán de querer utilizarlo termino rompiéndome; los retazos de mi persona no llaman tu atención, los cuerpos incompletos nunca fueron de tu interés.

Lo que no se nombre no existe y mi boca no sabe pronuncia tu nombre, sos una idea, un concepto incorpóreo, energía que me atraviesa pero no puedo tocar.

Religión de los necios. Fieles creyentes de la nadadería.

lunes, 11 de enero de 2021

Razones para no salir conmigo

 No hago buenos mates porque nunca me importó el sabor realmente, empecé a tomarlo más como una urgencia social y ahora lo tomo como una urgencia personal, no porque me guste, le pongo mucha azúcar porque disfruto más del ritual que de la cosa en sí. Tampoco me gusta la cerveza pero eso es más difícil disimular, es también la bebida social por excelencia, pero yo prefiero el alcohol de verdad.

Mis daddy's issues no me dejan tomar vino pero soy capaz de envenenarme con cualquier sustancia que me presenten, estoy trabajando en eso porque mi cuerpo ya no resiste de la misma manera que antes, pero para ser sincera cualquier excusa para evitar la realidad me parece irresistible.

Vivo un treinta por ciento afuera, es decir, en el mundo que me rodea. Pero principalmente vivo adentro de mi cabeza, en una realidad paralela donde soy otra persona, en otros lugares, en otras historias.

Pocas veces encuentro a alguien que me saque de mi misma, tampoco lo permito mucho. Me ahogo muy fácil, aprendí a disfrutar de mi soledad y un poco me enamoré de ella por hacerme sentir segura (a veces), también la odio de a ratos, cuando aleja a la gente sin permitirle ni conocerme.

Sé que querés que salgamos, que nos sentemos en un bar a hablar de la vida, y quiero ser esa que te dice sí sin pensarlo dos veces. Pero soy esta, que vive el con el celular en la mano pero nunca te va a contestar un mensaje, y no porque no quiera, en mi cabeza ya me imagine veinte respuestas diferentes para darte y las charlas que derivarían de cada una; pero no puedo, no encuentro las fuerzas entonces pienso "después le respondo", miro películas románticas, escribo, duermo, cuando me doy cuenta pasaron dos días "ya es demasiado tarde para contestar sin quedar mal, otro día busco una excusa para hablarle". Pero ese día nunca llega, o quizás sí, pero las fuerzas no. El tiempo paso, nunca fuimos a tomar algo, ya estas de novio, me alegro, se notaba que eras una buena persona, suerte en tu vida, la próxima será.

Pasaron las horas, yo nunca salgo de mi casa, el resto del mundo sigue ocurriendo pero no lo puedo ver desde mi ventana. 

Ni siquiera puedo mirarme al espejo, ahora no hay ninguna parte de mi misma que me guste, y no me importa lo que me digan porque si yo no me gusto mucho menos me puede gustar alguien más. No quiero verte porque no quiero que me veas. Salir con vos es también salir conmigo y no me soporto, ni nos juntamos y ya sé que voy a estar repasando cada palabra y cada error por meses en mi cabeza, me ahorro ese padecimiento antes de que ocurra, me ahorro de mi misma si no me comparto con nadie más.

Te ahorro a vos una perdida de tiempo, porque me gusta llamar la atención y por eso busco que me veas, que me hables, que me mandes un mensaje en el que voy a estar pensando todo el día pero nunca voy a responder. Porque vivo en un loop del síndrome del impostor y todo lo que idealices de mí va a desvanecerse en cada paso que te acerques.

Hablo con orgullo sobre mi amor por la literatura cuando la mayoría de las personas que conozco escriben igual o mejor que yo, leo muchos libros, sí, pero probablemente mucho menos de lo que creas. Hablo sobre música pero hace años que escucho lo mismo. Hablo de mi trabajo, de mi carrera, disfruto cada día en el que paso desapercibida sin que nadie se de cuenta que quizás no soy suficiente, que no sé lo necesario, que no entiendo tanto como debería.

Y así como tengo miedo de todo lo que no soy, también soy totalmente inamovible con todo lo que creo, con todo lo que amo. Lo cual me hace exageradamente intolerante a cualquier comentario fuera de lugar que probablemente hagas y que no puedo dejar pasar. Porque soy egoísta y me amo más que nada para obligarme a estar con y donde no me sienta cómoda. Porque soy una impostora pero también soy mucho más, y quizás no es justo para vos que solo querés salir a tomar algo porque ni siquiera hago buenos mates ni me gusta la cerveza, pero si aceptas que te conteste dos días después me gustaría que te acerques un poquito más, porque hace mucho mucho tiempo que nadie me besa.